La RAE define la cacofonía como la disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra. Se consideran cacofonías, por tanto, aquellos sonidos desagradables que se generan por el encuentro o repetición de las mismas sílabas en una frase: el uso de adverbios acabados en “mente”; los verbos con un mismo tiempo de forma continuada; palabras terminadas en “ción o sión” o que empiezan por un mismo prefijo o sílaba, etc.
Pasemos a ver algunos ejemplos:
- Cuando la canción terminó no hubo más que confusión.
- Mientras tras bambalinas se generó el desastre.
- Cuando estuviste, la viste.
- Está tan atontado que ni nos reconoce.
- Tómate un té y te aliviarás.
- En la foto parece que aparece un fantasma.
- Tres tristes tigres.
- Mauricio escribió la canción, con todo su corazón, porque es su pasión.
- Dice Carlos, que dice su mamá, que le dijo Lupita, un dicho que dice así...
Un buen consejo para evitar las cacofonías es leer el texto escrito en voz alta. Una vez detectadas, se pueden eliminar: usando sinóminos, cambiando palabras de orden, distanciándolas de aquellas similares, modificando los tiempos verbales o el número, dándole un giro a la redacción de la frase, etc.
Cristina me preguntaba si se pueden emplear estas repeticiones en frases diferentes y mi respuesta es que depende de la cercanía. Aunque haya un punto de por medio, si los morfemas que producen el sonido desagradable siguen estando muy próximos, lo mejor será sustituirlos siguiendo los breves consejos del párrafo anterior.
Por otra parte, la cacofonía también puede emplearse como un recurso literario: “Un no sé qué que quedan balbuciendo” (San Juan de la Cruz). Quevedo también las usa en sus terribles ataques contra Góngora: "Descubierto habéis la caca con las cacas que cantáis…".
Espero, como siempre, vuestros comentarios y no haber defraudado demasiado las expectativas de quien pidió esta entrada. Saludos y ¡buenos textos!
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